¿Qué se puede decir de Barón Rojo que no se sepa? no mucho, todos tenemos claro la clase de leyendas que son, conocemos de sobra su talento, trayectoria y sobre todo su humildad y entrega en el escenario… después de todos para ellos un concierto es lo mejor.
Da gusto estar en un concierto donde se siente la vibra de conexión del público con la banda; hay conciertos donde el artista mantiene su distancia y se preocupa nada mas que por cumplir con el compromiso, Barón Rojo podía tocar hora y media si quería, pero quiso entregarle todo al público, sus fanáticos, nosotros que le damos el estatus de leyenda a los barones.
Los años pasan por ellos pero no se les nota a la hora de su actuación, perfección e improvisación… se nota que la quieren pasar bien y que quieren que la pasemos bien, a la hora del concierto es un intercambio justo, si nosotros damos toda nuestra energía por ellos, ellos nos van a responder con las canciones que sean necesarias. Sin temor a equivocarme puedo asegurar que pocas bandas que han venido al país les ha interesado tanto dejar feliz al público que pacientemente los esperó. Siempre estuvimos allí para ellos.
Y no es para menos, la espera de Barón Rojo estuvo llena de piedras y tropiezos (de paso estafas) en el camino, para el público fue como si no hubiera mañana, ¡era ahora o nunca! y de verdad, a pesar del cansancio acumulado de tres bandas nacionales y tres horas de Barón Rojo, rozando la medianoche, sentía que podía seguir toda la noche… simplemente porque mi rollo es el rock!
Mas de 30 canciones entre éxitos, instrumentales y covers hicieron de la noche del 19 de abril una de las noches para celebrar que somos hermanos del rock and roll, los puños arriba y corear las canciones nos hicieron sentir mas vivos que nunca y sobre todas las cosas por esa noche todos los chicos del rock pudimos bailar como malditos al cumplir el sueño de ver a la banda mas legendaria y entregada de la historia del heavy metal en español.
Grande entre las grandes esta banda, que en nuestro propio idioma nos canta maravillas de lo que es ser rockeros indomables, ellos que ya sin ser jóvenes mantienen el espíritu intacto y jamás se han ido por el camino fácil de desertar del rock y vivir en tranquilidad.
En lo personal me queda la satisfacción que no se escapó el tiempo de mi vida sin presenciar el majestuoso vuelo del Barón por Costa Rica…
Conocerás la verdad y ella te hará libre... 